DaR LA VidA Por qUieN Se AmA

Uyyyyy, dirán ustedes. ¿Qué tiene que ver los Samurai con el Mundo de Hiza?

Las artes marciales han sido parte de la vida de mi familia.
Desde pequeña me llevaron a ver películas de Bruce Lee y otras... Mi papá y mi hermano practicaron este arte.
Y ¿que quedó para mí? El gusto de ver películas relacionadas con estas culturas.
En la medida que uno va conociendo se da cuenta que éstas son tan distintas
a nosotros, tanto en sus creencias religiosas como en su manera de ver la vida.

Leyendo por ahí, (sitio sepiensa.org) me detuve en este párrafo que captó mi atención:

"Según el bushido, el primer deber de un samurai era morir por su señor, el daimyo. “Si piensas salvar la vida —decía un guerrero legendario—, es mejor que no vayas a la guerra”. El samurai debía estar dispuesto a dar su vida en defensa de la vida y honor de su señor. Además de la lealtad, otros principios que regían la conducta del samurai eran la disciplina, el respeto, el comportamiento ético y el autoconocimiento… También se les enseñaba a apreciar y respetar la vida."

Hay un pasaje bíblico que dice:
"Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará. Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?" San Marcos 8:35-37

Los que hemos aceptado a Cristo en nuestro corazón y disfrutamos de las bondades de Dios nos damos cuenta que cada día es un regalo, pero también una lucha constante con nuestro carácter, con las tentaciones y las maquinaciones de nuestro enemigo.
Estamos al frente de una guerra que no da tregua, pero la victoria está asegurada, no obstante, eso no quita que nos crucemos de brazos. Todo lo contrario, debemos estar en constante oración, ser prudentes, humildes y más astutos que serpientes.

Me pregunto qué es lo que podemos perder; ¿nuestro cuerpo?, tenemos uno glorificado que nos espera; ¿perderemos riquezas, posición, prestigio?, en Romanos 2:7 el autor nos dice que Dios “pagará a cada uno conforme a sus obras, vida eterna a los que, perseverando en hacer el bien, buscan gloria, honra e inmortalidad...”

Si todo samurai estaba dispuesto a dar la vida por un señor terrenal, perecedero, ¿cuánto más nosotros que tenemos un SEÑOR TODOPODEROSO, OMNISCIENTE y OMNIPRESENTE?

Veamos y aprendamos del ejemplo de nuestro maestro y Señor:

“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús:
Él, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomó la forma de siervo
y se hizo semejante a los hombres.
Mas aún, hallándose en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Por eso Dios también lo exaltó sobre todas las cosas y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.” Filipenses 2:5-11